Las series en España: Fragiles por naturaleza

FRÁGILES: COBRAN COMO PROFESIONALES. ACTÚAN, DIRIGEN Y ESCRIBEN COMO NIÑOS.

En Estados Unidos, después de ocho años de House en el que se han mezclado el éxito y el estiramiento comercial más descarado, han decidido que ya está bien del «doctor que dice verdades como puños». La serie se estaba volviendo más previsible, más rancia a cada capítulo, monótona y las locuras del doctor ya no sorprendían a nadie. Es lo que podríamos denominar un descarte televisivo. ¿Y qué sería de nuestro país si no cogiéramos un descarte televisivo de otro lugar y lo vendiéramos como la nueva revolución industrial? ¿Qué sería del lugar dónde casi todas y cada una de sus series son una bazofia en todos y cada uno de sus apartados pero hemos de sentirnos orgullosos de ellas como cuando un niño dibuja una casa que parece una mierda de perro, simplemente por compartir nacionalidad? Pues no. En España no se hacen buenas series. En España se hacen refritos de series de éxito y las llenan de tíos/as sin camiseta, publicidad de zumos leída por los actores en el propio show, Mario Casas y decorados que parecen decorados infestados de lepra.

¿Por qué se siguen haciendo series de este tipo? Porque hay un tipo de público muy especial como son las quinceañeras, los garrulos, los catetos, los niños mola, etc; cuya exigencia intelectual a un producto audiovisual es nula o menos que eso. Porque hay gente que considera a los niños de Física o Química, a los de El Barco o Tengo ganas de ti, enormes actores y porque confunden un buen guión con una frase ingeniosa (y una frase ingeniosa con un plagio estereotipado del cliché más típico que exista). Y aquí nos encontramos con Santi Millán, en una nueva serie de médicos (OTRA VEZ, POR DIOS, OTRA VEZ LOS MÉDICOS DE LOS HUEVOS!), intentado demostrar que sabe vocalizar bien y que tiene más que ofrecer al mundo de la interpretación que encarnar permanentemente al treintañero ligón rebelde. Como si un váter nos dijese que sirve para algo más que para absorber nuestras necesidades. Y se nos presenta Millán como un doctor mágico, ingenioso, con carisma, con soluciones para todo, gracioso…pero humano. Vamos, lo que hubiera salido si juntamos los espermas de House, Grissom, Horatio, Monk y Shark y lo mezclamos todo en el útero de Ally McBeal. No solo tiene magia en sus manos sino cuchillas en su lengua porque, cuidado, puede llamarte guapa como decirte que eres una infeliz y tú, no solo no le darás una ostia, sino que le dirás que es el mejor médico que has conocido en tu vida. Y si eres un espectador y no te suenan para nada los Monty Python, Ricky Gervais, Stephen Merchant, Louie C.K., Larry David, The League of Gentlemen, Little Britain, Simon Pegg, George Carlin, etc; entonces soltarás un «¡que humor tan fuerte tiene esta serie!», » ¡esto es humor negro de primera calidad!», «¡Santi Millán no solo está buenísimo sino que domina el humor como nadie!». Y esto hará que el nivel cultural español siga bajando al tiempo que aumenta el acento niñopobrecroata de Ruth Nuñez. Y además, provocará que siga habiendo gente como yo, que deteste el 99% de la producción audiovisual que salga de este país (siempre habrá alguien que lo haga bien en ese 1%) y se imagine naciendo en UK, donde la BBC reina a sus anchas ofreciendo a sus fans guiones de calidad, dirección cinematográfica, los mejores actores y actrices del planeta y el mejor humor negro posible.

No estoy hablando casi nada de la serie pero hay poco que contar. Interpretaciones nivel «he cogido un vagabundo por la calle y le he dado un bocadillo para que diga dos frases en mi corto», dirección de proyecto final de escuela donde la cámara siempre tiene que moverse sin ninguna razón en particular, solo porque queda moderno y así ahorramos tiempo en colocar el trípode e iluminar debidamente la escena para que el lugar parezca una consulta y no una exposición de Ikea en rebajas. El guión debe contener constantemente una torpe mezcla de drama y comedia para que se vea que la vida es dura pero que con una sonrisa todo se puede solucionar. Solo decir que una mujer que llevaba sin andar no se cuantos años, consigue mover un pie solo porque, en palabras del mágico doctor Millán, se ha ruborizado. Por lo tanto, esas vibraciones han sido enviadas al cerebro que ha reaccionado como contrapunto a una emoción isósceles derivada del recuerdo del crack del 29 que a su vez ha hecho de palanca en el gemelo derecho y por extensión el pie y lo ha movido. Mis cojones. Los guionistas toman al público por gilipollas (y un público que está viendo tu serie ya sabes que muy listos no serán…) con la excusa de que «es que este doctor es muy buen doctor» y por lo tanto todo es posible. Todo esto acompañado con la típica música triste que te dice LLORA de la forma menos sutil posible para luego dejar paso a otra en plan RÍE. La manipulación emocional (quien se deje manipular por esto espero que nunca ejerza de jurado en un juicio) es tal que haría vomitar al Kevin Costner de El Guardaespaldas. Pero eso en España es considerado casi subliminal. Mad Men, Breaking Bad, Treme, Sherlock, The Wire, The Sopranos, The Shield, Carnivale, Life on Mars, Luther…pero mientras, en España, tenemos El Barco, Con el culo al aire, Super Charly, BuenAgente, Los hombres de Paco, Los Protegidos, Gominolas, Tengo ganas de ti…por no hablar de los telefilmes de Felipe, Leticia y toda esa morralla. Después nos quejamos si el cine español no funciona en taquilla porque todo lo ocupan los americanos. Tal vez puede ser, solo tal vez, porque nuestros géneros son drama social, comedia guarra y Guerra Civil. Pero oye, que los americanos son tan tan tan tan malos, tan reprochables moralmente y tan comerciales que vamos a dedicarnos a plagiar sus películas de terror (siempre con Belén Rueda, faltaba más) copiando paso por paso sus técnicas y, de paso, hacemos una Spanish Movie de parodias de otras películas que es algo que en EEUU nunca se ha hecho. Crematorio ha demostrado dos cosas: que se puede hacer una buena serie con poco dinero pero con talento y que el cable es la única salvación posible para hacer una serie más arriesgada sin ser su prioridad el convertirse en una moda pasajera que invada las carpetas de las niñatas de pegatinas de otros niñatos sin talento.

PD: Santi Millán, no te distingo de Willy Toledo.

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One comment

  1. ¿Desde cuando un fisioterapeuta es un médico?¿ Desde cuando puedes decir que una interpretaciòn de una actriz de la talla de Blanca Portillo está a la altura de la de «un vagabundo al q le has regalado un bocadillo por decir dos frases en tu corto». ?
    Y qué decir de » acentoniñopobrecroata»…demasiados prejuicios para ser objetivo…
    Y las comparaciones son odiosas…no se puede comparar ninguna serie americana con una española…partiendo de la base de q el público español se aferra a programas de cotilleo y telebasura…

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