Dolph busca a su perro perdido, pero por culpa de sus encuentros con una repartidora de pizza ninfómana, un vecino que trata correr todo el día, y un misterioso hombre que corrige los errores, se puede llegar a perder la cabeza… y la identidad.
Título: Wrong
Título Original: Wrong
Director: Quentin Dupieux
Guion: Quentin Dupieux
Musica: Tahiti Boy, Mr Oizo
Fotografia: Quentin Dupieux
Productora: Orange Sky
Año/País: 2012 / Francia
Duración: 94 min.
Género: Comedia | Comedia negra. Comedia absurda
Reparto: Steve Little, Arden Myrin, Jack Plotnick, William Fichtner, Eric Judor, Alexis Diseña
Web oficial:
Enlace IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1901040/
Puntuación IMDB: 6,8/10
Enlace Sensacine.com: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-197655/
Dolph busca a su perro perdido, pero por culpa de sus encuentros con una repartidora de pizza ninfómana, un vecino que trata correr todo el día, y un misterioso hombre que corrige los errores, se puede llegar a perder la cabeza… y la identidad.
El francés Quentin Dupieux (Mr. Oizo para los amantes de la música) se ubica en ese extraño espacio reservado para los directores inclasificables como David Lynch, Terry Gilliam o Peter Greenaway, entre otros. Su cine divide tanto como une, las críticas de sus películas son extremistas para bien o para mal (sin duda provocado por una propuesta igualmente radical) y mientras unos le acusan de farsante y vacío, otros le elogian su originalidad y atrevimiento. Ahí tenemos el cortometraje Nonfilm, su primera película Steak o, sobre todo, Rubber. Su anterior film trataba sobre un neumático que cobra vida para asesinar a toda la gente de la que fuera capaz, mientras una muchedumbre observaba y comentaba sus terribles acciones. No hay más que eso. Ni dobles lecturas, ni dobles sentidos, ni subtexto más allá de la confrontación entre realidad, ficción y cinematografía. Su cine es puro vómito de ideas primarias. Su último trabajo no podría tener un título mejor ni más acorde con las situaciones que ocurren en él. Wrong es igual de disfrutable que Rubber pero, afortunadamente, más analizable. Wrong, error en español, narra la historia de un hombre al que le han secuestrado a su perro y decide ir a buscarlo. En teoría esto es todo, pero el mundo creado por Dupieux tiene algunas capas interesantes. Para empezar, todo está al revés, nada es como debería ser. Las telefonistas de la pizzería que atienden tu pedido no solo no lo hacen con la desgana habitual sino que se enamoran de ti. El tío al que ves todos los días correr por tu ventana te jura y te perjura que el no ha corrido en su vida. Tu jardinero te avisa de que tu palmera se ha convertido en un pino de la noche al día. Situaciones corrientes que viran a desequilibradas en un pueblo donde nadie parece estar bien pero ni un alma se altera por ello. Y menos que nadie el extravagante personaje encarnado por el siempre brillante William Fichtner, que parece tenerlo todo bajo control. De hecho, la descabellada idea de pensar en él como un posible alcalde invisible de este psicótico pueblo no parece tan descabellada con el paso de los minutos. La sombra del Ed Harris de El Show de Truman es alargada.
La incomunicación está presente en cada linea de diálogo, con la representación externa exagerada de dos hombres hablando por teléfono aún estando a dos metros de distancia. La falta de contacto entre los seres humanos es más grande cada día que pasa y hurga en la herida tecnológica de la deshumanización de las personas, más solas y a su vez más dependientes que nunca. ¿Provoca esto qué llueva en el interior de unas oficinas de trabajo? Porque, literalmente, es lo que ocurre. Nuestro protagonista (espléndidamente interpretado por un cómico/patético Jack Plotnick) sigue yendo a trabajar a pesar de la lluvia interior y, principalmente, ignorando el hecho de que fue despedido hace meses. La vida laboral de nuestros días provoca la confusión, la destrucción de la familia como modelo básico (nuestro hombre solo tiene a su perro), la muerte del hombre en su lucha por sobrevivir mediante objetivos que no sean estrictamente profesionales. La opresión que Plotnick sufre en su entorno de (no) trabajo traspasa lo físico para mutar a psicológico cuando es la diana de sus ex-compañeros y de uno de sus pocos amigos. El capitalismo fomenta este tipo de comportamientos, el hastío y la depresión enfrenta a la plebe con la plebe y libera las manos de los manipuladores de los hilos para seguir campando a sus anchas. Hasta nuestro despertador se ha pasado al lado oscuro dando lugar a que el día dure más y, por tanto, haya más jornadas de trabajo que soportar. Dupieux abraza la comedia absurda y surrealista de principio a fin, con unos treinta minutos iniciales absolutamente primorosos donde la presentación de un nuevo mundo sin reglas (o reglas modificadas y manipuladas) capta nuestra atención y nos hace preguntarnos hacia donde puede ir la película. Una de las obsesiones de los directores es mantener el final bien guardado, lejos de la curiosidad del espectador más avispado y que haga explosión en el momento oportuno. En este caso, no puedes intuir un final, ya que ni siquiera puedes hacerlo con la parte central del relato.
La contrapartida a esta suicida apuesta por el extremo es que en algún momento del metraje nos acabamos acostumbrando al caos, por lo que nuestra capacidad de sorpresa mengua considerablemente en torno a la mitad del segundo acto. Desde ese momento exigimos el más difícil todavía y, aunque el film se esfuerza en darlo, no lo consigue plenamente. Tal vez si durase veinte minutos menos sería casi redonda, porque su mayor problema reside en eso, en un final algo descuidado y precipitado donde el público pide a gritos que se resuelva la trama central que, en su efecto dominó, cierre otras secundarias. No obstante, Dupieux es merecedor de mérito al atreverse a plantear un tipo de comedia surrealista que haría las delicias de los Monty Python en lo que ahora se llama post humor. Su estructura en forma de sucesión de gags que suman un todo corre el peligro de dividirse en nuestras cabezas y separar en demasía una secuencia de otra. No es tanto un problema de montaje como de ritmo a partir del minuto cuarenta aproximadamente. Dirección, guión, historia, montaje, música y fotografía corren a cargo del polivalente director francés, demostrando así que el cine es un trabajo de equipo, si, pero también la personal visión de un autor (o no) que requiere que cada departamento persiga una misma idea. Mr. Oizo se asegura en cada nuevo proyecto de que su idea matriz sea plasmada tal cual fue ideada en su cabeza, guste o no. Como digo, es un realizador diferente, único, extremo y radical, y por eso mismo corre el riesgo de ser etiquetado de genio con la misma facilidad de que sea considerado un estafador del medio. Yo no me decanto por ninguna de las dos, pero pienso que es un artista con mucho que decir y, sobre todo, con un dominio sobresaliente de la comedia absurda (el mejor tipo de comedia que existe, para mi gusto) y una gran facilidad para elegir, en la mayor parte de los casos, el encuadre adecuado. A pesar de que Wrong no es una obra maestra, estoy impaciente por ver su próxima apuesta imposible en su siguiente película.
Nota: 6,5/10