Breaking Bad – 5×13: ‘To’hajiilee’

DESIERTO, POLVO, DUELO, BALAS…BREAKING WESTERN BAD

 

Ficha Técnica

Serie: Breaking Bad
Temporada: 5
Capitulo Nº: 13
Titulo Capitulo: To’hajiilee
Fecha de Emisión: 08/09/2013

Crítica
 
Cada semana, escribir sobre Breaking Bad se hace más y más difícil. ¿Qué más se puede decir de esta serie que no se haya leído ya? ¿Cómo seguimos alabándola sin recaer en la pesadez y el servilismo? Pero las grandes preguntas son, ¿Cuánto nos puede sorprender una serie? ¿Cuál es su límite? ¿Cuándo Gilligan y su gente van a tener piedad de nuestros perjudicados corazones? Siempre que hablamos sobre series que siembran el desconcierto y el asombro entre sus espectadores, es obligado citar a Lost (2004-2010), o incluso a Doctor Who (1963-…), dos series que, de una u otra manera, han marcado hitos en la historia de la ficción televisiva. Con el sustancial matiz de que los misterios de Lost estaban repartidos entre muchísimos personajes o de que Doctor Who, en un momento dado, soluciona agujeros de guión con el Destornillador Sónico del Doctor. Además, ambas se engloban dentro del género de la ciencia-ficción, donde la lógica deja paso a la irracionalidad (sin que esto sea una crítica, desde luego). Pero Breaking Bad carece de un reparto abundante donde refugiarse o de elementos mágicos para justificarse. Es un drama con tintes de thriller y western, con muy pocos personajes y limitados escenarios. O sea, que tampoco es The Sopranos (1999-2007) o The Wire (2002-2008). Y una de sus grandes particularidades que a veces puede pasar desapercibida es su escaso número de secuencias por episodio, siendo rara la vez que sobrepasan la docena de las mismas. Por lo que tampoco es Sons of Anarchy (2008-…) o Mad Men (2007-…). Sus singularidades son excelsas y complicadas de encontrar en cualquier otra serie, lo que hace de Breaking Bad un espectáculo único y original. Sin ir más lejos, en este mismo episodio he llegado a contar ocho secuencias (con su correspondiente sucesión de escenas relacionadas) antes de llegar a la última de todas ellas, con una extraordinaria duración de casi veinte minutos. Una auténtica barbaridad. Para hacernos una idea, The Sopranos o The Wire suelen contener una media de treinta (llegando a cuarenta en algunos casos) secuencias por capítulo. Breaking Bad tiene la mitad de la mitad, por lo que la extrema dedicación al detalle y la capacidad de cincelar con precisión cada trama y cada personaje, es una autoimpuesta obligación suicida. Y lo es porque, por ejemplo, 24 (2001-2010) innovó al autorestringirse temporalmente cada episodio de manera literal, con una finalidad puramente pirotécnica (lo que no quiere decir que no fuese una grandísima serie y que nos alegremos por su vuelta), pero al mismo tiempo su realización nerviosa y su montaje acelerado evitaba casi a cualquier precio los momentos de relax. Mientras que Breaking Bad propicia esos momentos y los saborea, los disfruta, permite a los personajes expresarse, sentir frente a nosotros, hacerse fuertes o vulnerables y, sobre todo, posibilita que su cambio interno sea captado en primera fila, sin red de seguridad. Porque ese riesgo que muchos otros guionistas verían innecesario, es marca de la casa de esta serie, adicta a la imprudencia narrativa y planteando constantemente dilemas morales para sus sufridos espectadores. Los maltrata, capaz de dejarlos con la boca abierta tras una gran escena o de emplazarlos a la siguiente semana con uno de esos cliffhanger que solo pueden ser calificados de brillantes, excepcionales, prodigiosos y…tortuosos. Sin lugar a dudas, supera al cliffhanger producido en 4×10:Salud e iguala al cliffhanger por excelencia, el acontecido en 3×13:Full Measure. Y ahora, hablemos un poco de Hannibal Lecter, más conocido como Todd Alquist.
 
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Y es que en este episodio nos siguen dando muestras del subversivo entramado psicológico de Todd gracias a su relación con Lydia, que no parece saber muy bien donde se ha metido realmente. Todd es un psicópata con piel de cordero, ávido de aventuras y de agradar a las personas que admira, como son su tío Jack, Walt o Lydia, recientemente. Posee su propia escala de valoración de los individuos, tal como demuestra su gesto de desprecio al preguntar su tío por la peligrosidad de Jesse. No lo considera rival, ni digno de su idolatría. Su sanguinaria personalidad cada vez es más visible, lo cual tiene sentido al permitirnos observarle en su propio medio durante más tiempo del empleado hasta ahora. Si en la anterior temporada casi siempre le divisábamos con Walt, Jesse o incluso Mike, en un entorno ajeno a él donde sus habilidades de reptil le sirvieran para camuflarse, actualmente le presenciamos en su elemento, con su familia o solo. El personaje tiene más opciones para desarrollarse ante nuestros ojos que antes, aunque ya lo tengamos bastante calado. Así, intenta seducir a Lydia usando las influencias de su tío (ese pintalabios en la taza…), no avisa a Walt de las verdaderas intenciones de su familia respecto al pago de sus servicios y, finalmente, vacía el cargador de su pistola en la impactante escena final como si no existiera un mañana. De hecho, no nos cuesta imaginar a Todd, Lydia y su familia como los artífices del resurgimiento de la crystal meth, tal como está ocurriendo, en una disposición simétrica a los inicios de Walt y Jesse (si sobreviven, sería una divertida historia que contar en el posible spin-off de Saul Goodman, una forma de no olvidar nunca a los creadores de la droga azul). Pero, tal y como hacía presagiar la escena pre-créditos del 5×11:Confessions, sus andanzas volverían a cruzarse con la de nuestros protagonistas, ya que necesitan una puesta a punto de su producto. El karma vuelve a jugarle una mala jugada a Walt, al que no para de salirle todo al revés desde que decidió ponerle fin a su andadura criminal. Si en el episodio anterior Jesse afirmaba que le daría donde más le duele, en el que hoy nos ocupa hemos visto que no iba de farol. Jesse amenaza su dinero, su trabajo, su orgullo, el futuro de su familia, el mito de Heisenberg reducido a cenizas. Walt (o mejor dicho, Heisenberg) es el manipulador oficial de la serie, pero sus acciones extremas han dado lugar a consecuencias y reacciones aún más extremas. Así, volvemos a las partidas de ajedrez con Walt, Jesse y Hank como jugadores. Hank maniobra inteligentemente con Huell (del que ya se venía intuyendo su importancia para la resolución de la trama), Walt contraataca incluyendo a Brock y Andrea en la ecuación, y Jesse da el golpe de gracia engañando a Walt para que descubra su botín. Las reservas morales las dejamos para otra ocasión, ya que Hank Schrader cada vez se asemeja más al abyecto Vic Mickey (The Shield, 2002-2008), Jesse está dispuesto a todo por atrapar a Walt, y este no duda en poner en riesgo la vida de Brock y Andrea para que Jesse salga de su escondrijo. Las leyes del movimiento de Newton aplicadas a la percepción de Gilligan del Hard-Boiled en la modernidad. Mientras, el aura de Crimen y castigo continúa revoloteando pacientemente…
 
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Hank, Gomes y Jesse siguen su cruzada contra Walt, y el capítulo nos muestra de forma equitativa los pasos de cada uno hasta que se cruzan en la ya histórica secuencia final. En su afán por darnos pistas de lo que sucederá más adelante (incluso en el propio episodio), Hank y Gomes comienzan su participación en pantalla con una conversación en exteriores mientras Jesse espera en el coche de Hank. El coche de Gomes permanece vacío. Recordemos que el final es exactamente igual, con Hank y Gomes disparando en el exterior y Jesse dentro de un coche. Solo que donde el coche anteriormente estaba vacío, en este caso es ocupado por Walt, en un intento por tratar de manera fantasmagórica la presencia de Walt, una forma de marcar el destino de ambos policías a través de la simple (no) presencia del ex-profesor de química. Otro pequeño detalle de dirección parece anticiparnos el (más que probable) final de Hank. La muerte de Gus Fring en el 4×13:Face Off viene precedida por plano dorsal de él mismo, así como otro plano dorsal, en este caso de Heisenberg en el 5×07:Say My Name, auguraba la muerte de Mike al final del episodio. Pues bien, el bueno de Hank tiene su propio plano dorsal y los minutos finales no pintan especialmente halagüeños para él. Por su parte, Walt parece debatirse duramente entre dar rienda suelta a la maldad de Heisenberg o recuperar definitivamente al Walter White original, a pesar de que las secuelas de sus acciones solo desaparecerán con su muerte. Vemos en la reunión con Todd y familia como no luce tan fiero como antes y si más vulnerable, tal vez por su reticencia a asesinar a Jesse. Es cierto que sigue siendo un gran manipulador de pensamientos fríos, pero un detalle tan nimio como el forzado apretón de manos con Jack deja a las claras que ya no se encuentra cómodo en el mundo criminal. Se ve superado, tentado a abandonar ya demasiadas veces, deseoso de recuperar a su familia el poco tiempo que le queda. Su tierna mirada a Walt Junior mientras Skyler le enseña el negocio nos vuelve a poner de su parte, nos reconcilia de alguna forma a pesar de todo lo ocurrido; y también nos hace pensar que sería un bonito recuerdo con el que quedarse si, como puede ocurrir presumiblemente debido al final del episodio, Skyler y Walt Junior desaparecen de la vida de Walt. En realidad, es otro guiño de la serie a si misma, en referencia al 2×12:Phoenix o 3×12:Half Measures, donde Walt juguetea con Holly antes de no evitar la muerte de Jane o de atropellar a los soldados de Gus. En este caso, la posible víctima es su propio cuñado. Es importante para los guionistas mostrar la humanidad de Walt antes de que la perversidad y el egoísmo de Heisenberg causen estragos, para que la empatía vaya dirigida a él y no a sus enemigos. «Me quiere a mi, solo a mi», le espeta Walt a Saul respecto a Jesse. Frase que recuerda a la pronunciada («es todo por mi») ante Jesse respecto a Gus a mediados de la temporada cuatro (no recuerdo exactamente el episodio). Es decir, el egocentrismo de Heisenberg sale a relucir cuando Walt se siente víctima, a pesar de que este haga todo lo que está en su mano por controlarse. Como bien queda demostrado en ese final de infarto en el que grita mil veces a Hank para avisarle de la presencia de Jack, y al propio Jack para que no dispare a Hank. Este es un dramático ejemplo gráfico de Walt intentando apagar el fuego que ha encendido Heisenberg con sus diabólicas acciones.
 
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Ese fuego parecer ser la muerte de Hank, por los argumentos antes expuestos, aparte de por la llamada con Marie, cuyo tono de despedida ha dado auténtica lástima. Breaking Bad sabe como despedir a sus personajes grandes y, sobre todo, sabe resumir su existencia en la serie en su propia muerte. Gus Fring era un personaje delicado y elegante, pero ciertamente explosivo, así como Mike obtuvo su merecido descanso en paz, como el mismo reclama, con el pragmatismo de un samurai. Hank ha sido un personaje constantemente machacado por Gilligan y su equipo (sus ataques de ansiedad, la grave lesión que le tuvo postrado en la cama meses, la humillación de descubrir que su buscado Heisenberg era su propio cuñado siendo el jefe de la D.E.A.) y ni siquiera le dejan disfrutar de su momento de gloria tras atrapar a Heisenberg más de dos minutos, antes de volver a sumirlo en un infierno de balas nazis. Es por ese sadismo guionizado al que tiene que hacer frente en cada temporada por lo que nos invade una sensación de terror al contemplar lo que creíamos que era su fatal desenlace (solo decir que no me di cuenta de que estaba llorando de tensión hasta que acabó el episodio). No queremos que baje el arma ante los nazis, no queremos que saque su identificación, no queremos que ponga esa cara dubitativa, por una vez preferimos que el objeto de las desgracias sea Walt si así salvamos a Hank. Y todo porque nos cae estupendamente bien. Y porque, evidentemente, no deja de ser una víctima que se está enfrentando a su aciago final. Como no podemos sentir otra cosa por Jesse que no sea compasión, a pesar de su condición de rata. La esperanza en la cara de Jesse durante la detención de Walt a lo John Doe (Seven, David Fincher, 1995), creyendo ilusamente que por fin ha acabado todo, no tiene precio. Como él mismo dijo, siempre ocurre algo que hace que Walt se salga con la suya, que nunca reciba su castigo a pesar de la ferocidad de su crimen. Por eso nunca hay que bajar la guardia con él delante, ni perderle el respeto al diablo (Jesse le llama Walt en lugar de Mr. White por primera vez, aunque en 5×12:Rabid Dog se refiere a él como Walter White), ya que las brasas siempre están cerca. Este episodio ha vuelto a incidir en la avaricia desmedida de sus personajes, unos como Walt por el dinero, otros como Jesse, Hank y Marie por la venganza, y otros como Todd y su familia por el poder. Muy a lo Scorsese en Goodfellas (1990) o en Casino (1995), y tema recurrente también en películas afines como Double Indemnity (Billy Wilder, 1944), Human Desire (Fritz Lang, 1954), The Suspect (Robert Siodmak, 1944) o Scandal Sheet (Phil Karlson, 1952), por no volver a recurrir a la que más se asemeja de todas, que es The Treasure of the Sierra Madre (John Huston, 1948). Entre tantas comparaciones no podemos olvidar la más importante, que es la que debe hacer Breaking Bad consigo misma. Como ya es habitual en esta última temporada, Gilligan y compañía unen el principio de la serie con el final a través de ciertos elementos (cámara de vídeo, Walt en calzoncillos, etc), pero también con la repetición de algunos planos, como los tres primeros del desierto en la historia de la serie. Nos hace pensar automáticamente lo que ha cambiado la serie y, sobre todo, que diferente es el tono ahora, casi con ausencia total de comedia y consumidos por la oscuridad. Antes de embarcarme de nuevo en un mar de predicciones absurdas, me gustaría comentar la curiosa aportación de Michelle MacLaren a la dirección de este episodio, ya que hay un par de detalles que se han salido de las normas generales de la serie (esas que se suele saltar Rian Johnson cuando dirige). Uno es la ralentización visual en algunos segmentos del tiroteo final que, si bien se ha usado alguna que otra vez, no es normal su utilización. Y dos, el empleo de zooms de cierta velocidad, muy al estilo de los thrillers de los setenta dirigidos por Alan J. Pakula, Don Siegel o Sidney Pollack, entre otros. 
 
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Es tiempo de teorías locas, suposiciones e intentos de adivino barato. Hay que tener en cuenta que, en teoría, el siguiente episodio es el último que transcurre en lo que podríamos llamar presente, ya que el título del 5×15 es Granite State, una referencia a Nuevo Hampshire, lo que nos lleva a los tan comentados flashforwards. Se supone que Walt tiene una nueva vida allí tras recurrir al hombre de Saul, ya veremos si con Skyler, Walt Junior y Holly con él. Parece evidente que Todd y su familia acabarán con Hank y Gomes. También parece evidente que necesitan un cocinero y, como Walt estará muerto en pocos meses, puede que tal vez opten por llevarse a Jesse (algo que ya le pasó en México y con Gus), por lo que Walt podría así huir. Un derivado de este supuesto es que Jesse le chive a los nazis donde está el dinero de Walt para fastidiarle y que este les ofrezca a Pinkman como cocinero por venganza. Puede ser. Pero, al ser el título del siguiente episodio Ozymandias, hay muchas posibilidades de que el dinero se quede enterrado para siempre (como se deduce del poema), y Hank y Gomes con él. Por lo tanto, la explicación de la vuelta a de Walt a Albuquerque en los flashforward puede deberse al intento de liberación de Jesse (M60) de los nazis y a un posterior suicidio (ricino), independientemente de que estos tengan el dinero o no. ¿Y la casa de Walt y la pintada de Heisenberg? Me inclino a pensar en Todd y su familia o, en un golpe muy duro de encajar, Walter Junior, después de que una desconsolada (por la posible muerte de Hank) Marie denuncie a la familia White a las autoridades. Ojo a la confrontación Marie-Skyler como muera Hank, ya que puede ser el detonante de que Skyler se lleve a los niños y abandone a Walt. ¿Otra opción descabellada? Que el cliffhanger no se resuelva y veamos directamente a Walt en su nueva vida. No lo pienso realmente pero Gilligan es así de puñetero. Al menos, ya nos hemos quitado de encima el homenaje a The Sopranos con el final de este episodio. Ya sabemos que Breaking Bad no acabará así. Ahora recemos porque Ozymandias no se lleve por delante la vida de Hank en el siguiente episodio…

PD:Posiblemente hayamos asistido a uno de los episodios más apabullantes de la historia de la televisión. Directo al TOP 10 de la serie.

Promo del próximo capitulo

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