Breaking Bad 5×14: ‘Ozymandias’

MENTIRAS ESCUPIDAS Y LÁGRIMAS ENTERRADAS EN EL DESIERTO

 

Ficha Técnica

Serie: Breaking Bad
Temporada: 5
Capitulo Nº: 14
Titulo Capitulo: Ozymandias
Fecha de Emisión: 16/09/2013

Crítica
 

Ozymandias. A partir de hoy, cualquier referencia al famoso soneto de Percy Bysshe Shelley publicado el 11 de enero de 1818 irá unido inapelablemente al que puede ser el mejor episodio de la historia de Breaking Bad (tendría que escribir bastantes más de tres mil palabras para determinar el ranking). Ya nos lo avisaron Rian Johnson, director del episodio, Moira Walley-Beckett, guionista del mismo, Aaron Paul, una de las estrellas de la función (y habitual generador de expectativas cumplidas en redes sociales) y Vince Gilligan, el artífice de toda esta maravillosa locura. Este episodio iba a dar miedo. Y pena. Y terror. Y pánico. Y lástima. Y aspiraba a convertirse en el más grande de todo el show. Con unas expectativas así, era fácil caer en una pequeña decepción, ya que son promesas arriesgadas. Pero Breaking Bad ha vuelto a demostrar porque es la serie más grande de la historia de la televisión (The Wire y The Sopranos la acompañan en el podio). No se asusta ante las ilusiones creadas anteriormente porque es muy consciente de la poderosa historia que tiene entre manos. Una reescritura moderna del western, del hard boiled, de Jekyll & Hyde, Whal Whitman, Sergio Leone y un largo etcétera. Gilligan ha parido un espectáculo con unas referencias culturales tan pronunciadas y sutilmente seleccionadas que, casi sin darse cuenta, ya pertenece a ese catálogo tan admirado de obras de la cultura popular. Breaking Bad ha transitado progresivamente por las vías del culto hasta llegar a la estación de las masas. ¿Por qué? Porque, aunque cueste admitirlo, nos gusta la degradación humana. Atrae más ver marchitarse una flor que presenciarla siempre plena y estupenda, sin altibajos, sin aristas. Y porque es absolutamente más fascinante llegar a entender los motivos que puede tener un hombre para pasar de ser una persona supuestamente normal a encarnarse en el peor de los diablos. Queremos racionalizar el mal, comprenderlo para no temerlo, empequeñecerlo y tenerlo controlado. Pero Breaking Bad tenía otros planes. Unos planes donde la crueldad y la malicia campan a sus anchas y el bien queda relegado a la opción de los perdedores, de los que abandonan rápido el relato para morir o ver pasar la vida sin pena ni gloria. En esta serie, todos y cada uno de los personajes han tenido que elegir, en un momento u otro, entre el bien y el mal. Y, por lo menos en uno de esos momentos, la opción elegida no ha sido la moralmente correcta. Todos se han visto salpicados por la decisión inicial de Walt de cocinar metanfetamina para proveer a su familia y no plegarse ante el destino (que importante es la palabra “destino” en esta serie). O tal vez fue porque la vida se cebó demasiado con quien no debía hacerlo y este simplemente está devolviéndole el golpe aún más fuerte. Puede ser que Walter White sea el malo de la película. O puede ser que sus acciones hayan tenido efectos devastadores sobre sus allegados, desenmascarando sus verdaderas identidades y enseñándoles que el corazón del ser humano es negro por naturaleza, te llames Gus Fring o te llames Marie Schrader. Walt simplemente es el cáncer que se extiende por su familia obligándolos a cuestionarse sus vidas y códigos éticos y morales, justamente el mismo proceso que él mismo lleva sufriendo desde el primer episodio de la serie.

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Y es que Breaking Bad se sustenta sobre las mentiras y los engaños que los personajes puedan esconderse entre si. Todo empieza con una pequeña mentira sobre lo cabrón que es tu jefe obligándote a trabajar hasta tarde para poder cocinar metanfetamina con tu socio yonki sin que tu mujer te pida explicaciones, y acaba con tu cuñado asesinado en el desierto por unos neonazis. Lo que en un principio suena a argumento de sitcom se transforma en un cuento de terror de los que provocan pesadillas. En esa escena pre-créditos se esconden más detalles de los aparentemente visibles. La mentira que da paso a todas las mentiras transcurre con un inocente Walt con ansias de estar con su familia, con su ego encerrado aún y con un plano lateral donde las montañas llenan su espacio. Es un personaje rebosante de amor por su familia, con problemas como el cáncer, su situación económica y la enfermedad de su hijo, cierto, pero aún así conserva a sus seres queridos. Están de su lado. Sin embargo, al final del episodio vemos a Walt en un plano lateral similar, pero esta vez con demasiado cielo en el fondo, con muy pocas cosas que ocupen su vida, salvo la amargura, la sensación de fracaso y una muerte que acecha a la vuelta de la esquina. Casi 18 meses después de aquella llamada, no tiene a su familia ni su imperio, ni siquiera tiene a Jesse, sino otra llamada a Skyler que bien puede ser la última. Al principio y al final del artículo podéis ver ambas fotos. En esa escena pre-créditos podemos volver a ver Jesse y Walt como compañeros de fatigas (que tiempos…), donde todo parecía el típico juego de excitación ante lo ilegal y donde hay una frase de Jesse que anticipa el final de su relación:”¿Por qué no me pones en coma?”. En cierta manera, Walt lo ha hecho, lo ha metido en las mismas entrañas del infierno. Ese payaso triste que Skyler vende para pagar facturas, ese premonitorio plano de los cuchillos (elemento presente antes, durante y después de la pelea familiar con la misma composición de planos), la referencia a la pizza que posteriormente tanto juego dio (3×02:Caballo Sin Nombre), Jesse cazando moscas (con el recuerdo en la mente del 3×10:Fly y el secreto candente de Jane en relación), etc. El principio vuelve a estar magnificamente conectado al desenlace de la historia y es asombroso seguir comprobando como las acciones y los secretos pasados siguen cobrando tanta importancia en las tramas actuales. De hecho, no conviene olvidar que en seis temporadas ha transcurrido realmente algo más de un año, de ahí la importancia de los pequeños detalles. Mentiras silenciadas como las muertes de Mike y Jane o el envenenamiento de Brock eran unos interrogantes que todo fan de la serie se preguntaba cuando y como harían su aparición, no sin un cierto miedo a que elementos tan poderosos quedaran para siempre en el olvido. La obsesión por los pormenores de Gilligan y cía nos han permitido disfrutar de momentos inigualables en estos episodios, y hoy le ha tocado el turno a Jane. Uno de los momentos más esperados, no ha defraudado sobre todo por el contexto. Si anteriormente Jesse había delatado a Walt ante Hank y Gomes y le había escupido en plena cara como muestra de su desprecio, Walt ha obtenido su particular venganza desvelando a los neo-nazis su paradero y “escupiéndole” en el rostro su participación en la muerte de Jane. Si Jesse llevaba varios episodios (y temporadas) buscando un castigo acorde a sus actos, parece que ha encontrado uno que puede redimirle por completo. Sabe que Walt dejó morir a Jane, es tratado como una rata (la forma en la que lo sacan de debajo del coche…), han estado a punto de fusilarlo en el desierto bajo el sol, cocinará de nuevo hasta que los neo-nazis se cansen de él (este parecía ser su destino después de haberse librado de cocinar eternamente para el Cártel y Gus), lo hará precisamente con Todd, un asesino de niños sin piedad, y con la amenaza incesante de perder a Andrea y Brock. Por si fuera poco, a este Jesucristo moderno con cadenas le han dejado la cara como al bueno de Fring (y al oso rosa…). Rabid Dog? Más bien Chained Dog.

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Volviendo a Jane, es extraño examinar como sus apariciones siempre coinciden con un mayor protagonismo de Holly. Hagamos memoria. El mismo día que nació Holly, Jane murió. Walt tomaba en brazos a su pequeña por la mañana y dejaba morir a la hija de otro por la noche. En 2×13:ABQ, cuando el padre de Jane va a casa de su hija para elegir un vestido para el entierro (vaya escena más dolorosa, por cierto), podemos ver un mural en la pared. En el lado superior derecho de dicho mural hay un oso rosa pintado. Las vestimentas de Holly siempre han sido de color rosa y el fénix es un ave mitológico que simboliza la resurrección (el episodio donde moría Jane era el 2×12:Phoenix). La muerte de Jane siempre ha perseguido a Walt de manera enfermiza, el sentimiento de culpa le ha acompañado largo tiempo y, si aceptamos que Holly tiene bastante que ver con Jane, podemos discernir que Holly representa ese tope moral que Walt no puede cruzar. Holly representa el pecado que hará que Walt se cuestione a si mismo. No es casualidad que en el mismo episodio en el que confiesa a Jesse el tema Jane, también secuestre a Holly. Aparentemente, se ha liberado de ese mal sentimiento que le perseguía porque culpa a Jesse de la muerte de Hank, pero el final con Holly le demuestra que no, que ella sigue siendo su límite, su familia. Por eso intentó evitar a toda costa la muerte de Hank y por eso pretende exonerar de responsabilidad a Skyler en su llamada final. Walt ya no tiene el control de la situación, como en sus inicios, y su batalla con Heisenberg sigue su curso. Heisenberg condenó a su cuñado atrayendo a los neo-nazis al desierto y ni los ochenta millones de dólares que ofrece Walt por su vida son suficientes para salvarlo. Hank muere sabiendo que Walt es más humano de lo que en realidad creía, dispuesto a perder su fortuna por su vida. No dudo de que Walt no quiera perder a Hank pero tampoco vacilo al pensar que le preocupaban más las repercusiones hacia su familia que otra cosa. Es una escena aterradora en la que cada personaje actúa como mejor le ha ido durante la serie. Walt intentando manipular a Hank y Jack para salvarle la vida a su cuñado, Jack como un asesino despreciable sediento de sangre y Hank como el Magnum P.I. que realmente es. Hank es un auténtico cowboy y, como dije en mi análisis anterior, Gilligan sabe como condensar la psique del personaje en su propia muerte (como ya ocurrió con Gus y Mike). “Mi nombre es Agente Especial Schrader y te puedes ir a la mierda”. Por muy herido y en inferioridad que esté, así es Hank, valiente, bravo y heroico. De hecho, lo que le ha llevado hasta esta situación es no haber sido él mismo durante unos episodios en los que intentaba sin éxito manipular a Skyler o Jesse. Su destino era morir así, en el suelo pero de pie, mirando a los ojos a su asesino y sin derramar una lágrima o una plegaria por su vida. En el 3×07:One Minute ya evitó una muerte segura en el último segundo, después de conseguir armar su pistola desde el suelo y acabar con uno de los hermanos Salamanca. Aquí trató de hacer lo mismo pero el pie de Jack fue más rápido. Por mucha reivindicación de su nombre que Walt haga (“Hank, su nombre es Hank”, a modo de “Say my name”), él mismo se despidió de él en el 5×09:Blood Money, al mismo tiempo que Holly miraba por última vez al tío que nunca conocerá, en una escena espeluznante. Es en ese momento cuando el mito de Ozymandias cobra vida, con la cara de Walt pegada a la arena (la imagen original muestra a Ramsés el Grande con la cara semihundida en la arena), su reino siendo saqueado por unos asesinos y sustituido por dos cadáveres bajo tierra, uno de ellos su cuñado. Es una imagen muy similar a la de Gus Fring en el 4×08:Hermanos, cuando Tío Salamanca acaba con su socio y Fring da con su cara en el suelo, con el terror poblando sus ojos. O, porque no, al fatal desenlace de Joe Pesci y su hermano en Casino (Martin Scorsese, 1995).

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A pesar de tanto dramatismo justificado, esta nueva temporada se está caracterizando por el hecho de que Walt no es el elemento detonante de estas tragedias. Es decir, él es el origen de todo, quien ha orquestado todo para acabar con sus enemigos y quedarse en solitario en el podio del negocio, caiga quien caiga. Pero desde el final de la temporada anterior, juega un papel pasivo en la trama, con el descubrimiento involuntario de Hank como punto de partida de esta quietud. Llevar a tu protagonista hasta este estado de pasividad es de un riesgo incalculable, pero después de la brutal transformación de Walter White a Heisenberg, cualquier salto mortal con triple tirabuzón parece cosa de niños para Gilligan y su equipo. Jesse tuvo la oportunidad de irse lejos pero la revelación del papel que jugó Walt en el envenenamiento de Brock activó en él el fuego de la venganza. Cada negativa de Skyler y Jesse a colaborar con Hank, cada pista irrastreable, cada amenaza directa o indirecta de Walt, eran señales que indicaban a Hank lo oportuno de olvidar el caso de Heisenberg. Skyler pudo haberse ido con los niños y denunciado a Walt hace tiempo, pero por mantener la unidad familiar y ante la perspectiva de una buena vida, nunca se atrevió realmente. Los tres pudieron estar ya fuera de esta historia pero ya sea por venganza, justicia o ambición, se inmiscuyeron de nuevo en la vida de un Walter White más dispuesto a preservar a su familia que nunca. Recordemos la escena con Jesse en La Plaza, donde Walt acude honestamente en son de paz y como la casualidad le juega una mala pasada. O Skyler y Marie contándole a Walt Jr. toda la verdad sobre su padre. Los neo-nazis acudiendo en su ayuda en el desierto a pesar de las reticencias finales de Walt. O, de nuevo, el descubrimiento de Hank en el baño. Todas ellas son acciones protagonizadas por otros que tienen incidencia directa en Walt, que se ve obligado a responder para bien o para mal. Incluso alguien como Huell logra alterar el estado de hibernación voluntaria de Walt con su estupidez. También Todd impide la muerte de Jesse, ordenada segundos antes por su ex-profesor de química, para convertirlo en su esclavo cocinero de metanfetamina, acto que tendrá su repercusión al final de la serie, con casi toda seguridad, y que tampoco será provocado por Walt. Y, más dramático y doloroso aún, la decisión de Walt Jr. de denunciar a su propio padre por violencia doméstica y posible asesinato. Una vez más esta temporada, arbitran por él. El chasquido de dedos de Jack en la cara hundida en la arena de Walt es una señal para que se despierte de sus delirios de grandeza, para que sepa que el poder ha vuelto a cambiar de manos (mismo chasquido de dedos que en el 5×08:Gliding Over All, pero situación muy diferente). Ahora es Jack el rey del mambo, y no él. Walt vuelve a infundir pena al verlo llorar por su cuñado, y es por eso que Todd, que lo respeta y admira aún, convence a Jack para que le deje al menos un barril de su tesoro. Y no es el único que llora en el capítulo. Skyler en el secuestro de Holly, Marie al enterarse del fallecimiento de Hank, Jesse por el miedo a que les ocurra algo a Andrea y Brock, y el propio Walt, no solo por Hank, sino por tener que dejar atrás a su familia y escapar. Las inevitables lágrimas y el miedo que provoca la visión del mismo infierno. Las mentiras de Heisenberg han conseguido esto y Walt no puede más que recoger las cenizas de lo que van dejando a su paso.

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Ha tenido que venir Walt Jr. para esclarecer una de las discusiones entre fans más recurrentes:el nivel de culpabilidad de Skyler en todo esto. Para él, si su madre sabía de las andanzas de su padre, es tan culpable como él, no hay duda. Aún así, a pesar de la evidente culpabilidad de Skyler no solo en permitir, sino que últimamente en incentivar las acciones ilegales de su marido, el karma (vital en esta serie) le otorga la capacidad de redimirse a través de su hermana Marie. Skyler, tomando como cierta la palabra de Marie sobre la detención de Walt por parte de Hank, acepta confesarse ante su hijo y dejar de encubrir a su marido. Pero lo que el karma te da, el karma te lo quita, y es que la muerte de Hank deja a Skyler en una posición muy difícil. Y eso que, a pesar de todo, vuelve a dudar ante su marido. Vuelve a poner una de sus caras de “quiero creerte pero sé que mientes”, debatiéndose internamente. Pero, tal y como dije antes, no es Walt el que toma las decisiones ahora y Skyler se aventura a creer que ha asesinado a Hank, lo que desemboca en una feroz escena de violencia doméstica (de nuevo el cuchillo…) que acaba cuando el hijo de ambos ataca a su padre y lo denuncia por teléfono. No puedo dejar de pensar que a Skyler le corroe el hecho de haber tenido razón con Pinkman, y de pensar que a su marido le supone un problema mayor deshacerse de Jesse que de alguien de su familia, como Hank (aunque no sea así). Ese es el drama de Walt, su particular experiencia de “Juan y el Lobo”, donde su palabra vale muy poco debido a sus constantes engaños y manipulaciones. De ahí que Walt se decida a actuar de manera extrema secuestrando a su hija Holly. Sabe que tiene que huir, que probablemente jamás volverá a ver a su familia (de hecho la tierna mirada en el “Car Wash” del episodio anterior a Skyler y Walt Jr. es el último recuerdo sano que tendrá de ellos, tal y como apunté la semana pasada) y Holly es su último recurso para tener la sartén por el mango con Skyler, y puede que con la ley. Ni que decir tiene que la emoción e intensidad emocional de la escena del secuestro es de un nivel tamaño King-size, con una Anna Gunn magistral como reflejo de la desesperación y la angustia, así como las siempre excelentes notas de Dave Porter anticipan el drama. Es en la escena final donde vemos las dos caras de Walt, su lucha encarnizada y su batalla con Heisenberg por dominar su propio corazón. Por un lado, algunos planos maliciosos nos sugieren que puede acabar con la vida de su hija para romperle el corazón a su mujer, pues siente que la ha traicionado. Que la escena de la llamada de teléfono se desarrolle al lado de un parque de bomberos tampoco ayuda a rebajar la tensión, pues reconozco que pensé que iba a ser capaz de quemar el coche con su hija dentro, en una señal de autodestrucción total. Pero en la conversación tan agresiva que mantiene con su mujer, entre tanta rabia, egocentrismo, indignación y un “stupid bitch” muy de Jesse, divisamos el verdadero plan de un roto y reventado Walter White. Está tratando de incriminarse y quedar como el monstruo que realmente es para dejar a Skyler y su familia como víctimas de su tiranía, intentando así que todas sus acciones desde que comenzó a romper la ley no caigan en saco roto. Sus lágrimas sentidas en el momento de colgar y el siguiente plano donde vemos a la pieza del rey del ajedrez nos confirman esta teoría. La pieza (blanca como su apellido, obviamente) representa su condición de rey de la temporada pasada, cuando realmente del tipo de rey que se trataba no era el de jefe de un imperio del narcotráfico, sino del rey de una familia. Un padre de familia que, en palabras de Gus Fring, tiene que proveerla, aún cuando no es querido ni respetado. Y eso hace Walt, se pone a él mismo en posición de jaque mate con tal de conceder una oportunidad a su familia de salir adelante, con tal de que todo el mal que ha hecho sirva para algo. Ahora Walt está solo y sin familia, sin objetivos reales, en un punto de no retorno definitivo. Ha perdido, no ha conseguido mantener unidos a sus seres queridos y ha derramado mucha sangre en el camino, incluso de su propia familia. En los dos episodios que quedan veremos el final de esta historia, aunque este grandioso Ozymandias hubiera podido servir de cierre perfecto (muy cruel pero perfecto), ya que dejaría a Walt solo para morir de cáncer, Jesse condenado a la eterna esclavitud, Hank muerto, Marie sola y hundida, y Skyler y familia sin un solo duro de la droga pero con un próspero negocio. Mucho me temo que el verdadero final va a ser mucho más cruel que esto. Porque esto es Breaking Bad. Y si en Breaking Bad algo puede salir mal, sale peor.

PD1:¿Puede qué estemos ante el mejor episodio de la historia de la serie?

PD2:Rian Johnson ya dirigió el excepcional 3×10:Fly y el sobrecogedor 5×04:Fifty-One. Repite con este Ozymandias y se confirma que los episodios dirigidos por él son muy grandes, interiores, familiares, muy intensos…

PD3:La casa del indio del coche me recuerda mucho a la casa donde los hermanos Salamanca asesinan con el hacha al policía, al comienzo de la temporada tres. ¿Guiño?

PD4:¿Recibirá Walt un balazo en la cabeza tal y como deja adivinar el plano donde su cara se refleja en el coche con agujero de bala? Es la misma posición donde Jesse casi le mata en el 4×12:End Times…

PD5:¿Se puede ver este episodio sin lagrimas en los ojos durante los 47 minutos qué dura? Yo no he sido capaz de contenerlas ni un mísero segundo.

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2 comments

  1. amenn…soberbio capitulo, perfeccion y angustia por doquier. y gran analisis de tu parte, fundamental para no sentirse tan solo luego de la desolacion de un walter llendose y un perro cruzando la ruta…

  2. Gracias por tu análisis. La verdad, el capítulo me tuvo en shock constante, necesitando pararlo varias veces para poder tomar aliento y que el corazón se me relajase. Y con esas emociones, como para pararse a analizar todo lentamente y en profundidad…
    Para mí, el mejor capítulo hasta el momento sin ninguna duda (aunque los últimos episodios han sido todos de coronarse, pero éste… en fin).

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