LA COBARDÍA EN EL FOUND FOOTAGE.
Unos cineastas se verán atrapados en una ceremonia de una secta que planea realizar un suicidio en masa.
Ficha Técnica
Título original: The Sacrament
Año: 2013
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Director: Ti West
Guión: Ti West
Música: Tyler Bates
Fotografía: Eric Robbins
Reparto: Amy Seimetz, Joe Swanberg, Kate Lyn Sheil, AJ Bowen, Kentucker Audley, Gene Jones
Productora: Worldview Entertainment / Arcade Pictures
Género: Terror. Thriller | Sectas. Metraje encontrado
Crítica
El género de “metraje encontrado” o found footage se basa en el modo de visión en primera persona, donde uno o varios personajes actúan indiferentemente dentro o fuera de pantalla. La realización suele ser inestable y variable dependiendo del grado de acción acontecido en la historia. Los directores que lo usan lo hacen por motivos estéticos, para dotar de realismo una situación cuyo argumento puede ser completamente de ficción o partir de una realidad. Es un medio para hacer sentir de forma más intensa a los espectadores, que interioricen de forma radical la naturaleza de los hechos mostrados. The Sacrament, del joven director Ti West (Trigger Man, 2007) narra el viaje de unos reporteros a una comuna de los Estados Unidos sospechosa de ser en realidad una secta. El principio de la película nos ubica realmente bien en la historia, introduciendo personajes de manera espontanea y marcando las pautas de una tensión estilizada, que progresa a medida que nos adentramos más y más en la comuna. En este sentido, West sigue la linea marcada pro producciones como Cannibal Holocaust (Ruggero Deodato, 1980), Red State (Kevin Smith, 2011) o Kill List (Ben Wheatley, 2011). Unas pinceladas de normalidad antes de que la tormenta descomponga todo a su paso. El tema elegido es ciertamente interesante, pues las sectas en Estados Unidos (y, en realidad, en todo el mundo) afloran y emergen sobre todo en momentos de crisis y fragilidad, como el actual. Por lo tanto, siempre será una materia de actualidad y es complicado que pase de moda, pues donde haya marginación, personas aisladas y de mente débil, allí habrá una secta que les acoja. De hecho, lo más atractivo de la película es el tratamiento a esta doctrina, su comparación con la propia religión y la temible interpretación de Gene Jones como Father, un moderno Coronel Kurtz que absorbe las mentes de todos aquellos a su paso. Se plantean cuestiones como la explotación de la religión como negocio o la enfermedad de la sociedad occidental. En una de las más terribles verdades de The Sacrament, Father reflexiona sobre la capacidad de Occidente para fijarse en los detalles negativos de las cosas, en vez de congratularse por los positivos. Y esto es cierto. Nuestros medios están inundados de noticias desalentadoras que influyen a la hora de crear una consideración honesta del ser humano, donde el miedo y la desconfianza son más fuertes que la solidaridad y el compañerismo. La existencia de estas sectas, como refleja West, se ven favorecidas por estos criterios, ya que en ellas no cabe sitio para el racismo, el imperialismo, el sexismo o las desigualdades sociales, políticas y económicas. Para bien o para mal (habitualmente para mal) son una comunidad que por momentos roza lo idílico. Su origen procede de la diferencia de clases, pues en ellas se suelen concentrar los sectores marginales de la sociedad que no tienen sitio en grupos civilizados, ya sea por discriminación o pobreza. Pero la presencia de un líder casi divino como Father, que efectúa cada respuesta a la entrevista mirando a sus fieles como si representara una obra de teatro, que se llega a comparar con Gandhi, Martin Luther King o los Kennedy, da al traste con esta poética visión de la vida. El imperialismo siempre está presente. Y siempre gana.
Tristemente, hasta aquí los elogios a la cinta de Ti West que, si no fuera por la elección de usar el found footage, probablemente llenarían unas lineas más. Los motivos para preferir este estilo por encima del, por ejemplo, documental, los he enumerado antes. Logras una conexión instantánea con el espectador debido a la ausencia de filtros con la supuesta realidad mostrada en la pantalla. Asumimos que la historia es fantasía, de acuerdo, pero contemplar algo en primera persona consigue un efecto muy interesante en nosotros, de interés inmediato. Las primeras pegas vienen cuando West decide utilizar música no diegética para generar tensión. No hacía falta. Las imágenes y la historia son suficientemente potentes como para no necesitar incentivos externos. De ser un documental, hubiera funcionado, ya que la posibilidad de edición te permite tomarte unas licencias que el found footage no puede (o no debería, al menos) asumir. Otro boicot a la historia es la repetitiva justificación de los personajes de porqué están utilizando la cámara. La manía de, aún mientras tu única herramienta es una cámara, elegir las palabras como medio de narrar o de darle coherencia a tu mensaje, es frustrante. Particularmente, me saca de la historia y provoca que esté aún más pendiente de los posibles incumplimientos de sus propias reglas. Si no te sientes capaz de mantener este método durante toda la película, toma el ejemplo del maestro Hitchcock en Rope (1948) y miente de modo sutil. El inconveniente de The Sacrament es que West engaña a su público, ya sea por incompetencia o por negligencia, a la cara, abandonando sin previo aviso la lógica del found footage. Setenta minutos planteando unas normas para saltárselas a la torera cuando la película muta del thriller más o menos real, a una descontrolada terror movie en potencia, en un afán sensacionalista por impresionar a toda costa. ¿Quién saca los planos de los megáfonos? ¿Y del final? La excusa del montaje no es válida, pues aunque es evidente que lo mostrado es material encontrado que ha sido posteriormente editado, cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de realización sabe que muchos de los planos del film son imposibles de conseguir con una sola cámara. Por ejemplo, en uno de los largos discursos de Father, solo hay una cámara, pero en una décima de segundo pasamos de un plano corto de él mismo a un plano general del lugar en el que se encuentra, con una distancia de varios metros. No hay forma humana de lograr eso con una sola cámara, por mucho montaje que haya, ya que en un segundo (un corte de plano dura menos que eso, pero vamos a concederle el segundo entero…) no da tiempo de retroceder atrás varios metros y encuadrar un plano de diferente tamaño al que ya tenías. Puede que a algunos les parezca una estupidez, pero esto es un incumplimiento de las propias leyes de la película, y es un timo en toda regla. También se podría hablar de la facilidad con la que los periodistas consiguen acceder a la comuna, a pesar de que se nos ha hecho especial hincapié en que está en el ojo del huracán por parte del Gobiernos de los Estados Unidos. Por no citar el engañoso trailer promocional. Pero bueno, tampoco hay que olvidarse de que se trata de una película producida por Eli Roth y dirigida por Ti West, por lo que tampoco se le pueden pedir peras al olmo.
Hay dos cámaras, usan la reflex del fotógrafo para la entrevista con Father y el último tramo de la película lo graba su hermana (también con la reflex).
Por el heho de que sea posteriormente editado es por lo que nos lo deberíamos tomar como una mezcla entre mockumentary y found footage.