Ikegami (Shinichi Tsutsumi) es un gangster que guarda rencor hacia un viejo rival llamado Muto (Jun Kunimura), de cuya hija Himizu (Fumi Nikaido) siempre ha estado enamorado. Hirata, un director de cine (Hiroki Hasegawa), y un hombre llamado Kouji (Gen Hoshino), también se ven involucrados en este enredo.
Ficha Técnica
Título original: Jigoku de naze warui? (Why Don’t You Play in Hell?)
Año: 2013
Duración: 126 min.
País: Japón
Director: Sion Sono
Guión: Sion Sono
Música: Sion Sono
Fotografía: Hideo Yamamoto
Reparto: Jun Kunimura, Shinichi Tsutsumi, Fumi Nikaido, Tomochika, Hiroki Hasegawa, Gen Hoshino, Tak Sakaguchi
Productora: T-Joy / King Records
Género: Acción. Comedia | Yakuza & Triada. Cine dentro del cine. Comedia negra
Web Oficial: http://play-in-hell.com/
Crítica
El cine de Sion Sono es quizás uno de los más críticos con el estilo de vida de Japón, aunque no su crítica social toca muchos más hilos de los que a simple vista se podrían apreciar. Si bien sus últimas películas habían sido un poco más sosegadas respecto a la maravillosa locura que supuso ‘Love Exposure’, nos habían dejado totalmente encandilados. Sin entrar a valorar cual es mejor o peor, creo que todos estamos de acuerdo en que ‘Cold Fish’, ‘Himizu’, ‘Guilty of Romance’ o ‘The Land of Hope’ (Quizás esta sea la que más se aleje de todas) son buenas películas, y aunque en algunas el humor negro hacía acto de presencia, nos encontrábamos bastante lejos de lo que había supuesto ‘Love Exposure’ allá por 2008).
Con ‘Why don’t you play in hell?’ estamos todos de enhorabuena, puesto que el Sion Sono más loco ha vuelto. Solo hay que ver los primeros segundos de esta película, donde se nos muestra a una joven de apenas 10 años cantando en un típico anuncio de televisión japonés para que nos preguntemos “¿Pero qué coño estoy viendo?”. Lo que viene a continuación en sus poco más de dos horas, es sin duda alguna uno de los mayores y más maravillosos excesos que he podido ver. Y es maravilloso porque en muchas ocasiones se critica el exceso, ya sea para bien o para mal. Es algo arriesgado de hacer, que sin embargo aquí funciona a la perfección.
Cuando se intenta rozar el exceso, hay muchas ocasiones en las que el espectador termina desconectando, pero en este caso creo que ocurre todo lo contrario. Mientras más exagerado es todo, más disfrutamos. Y en especial su climax casi al final de la película es de las mejores cosas que he podido ver en mucho tiempo.
Toda la trama de la película esta dividida entre varios frentes, teniendo por un lado una guerra entre dos clanes Yakuza, por otro lado a una chica rebelde que no acepta las indicaciones de su padre (el jefe de uno de los clanes), y por otro un grupo de locos por el cine cuyo máximo y único fin en la vida es el de rodar una película. A pesar de estar dividido en varios frentes, todo termina encajando bien, aunque en algunos casos podamos pensar que hay situaciones cogidas un poco con pinzas, pero en el contexto en el que ocurren creo que no debemos verlas como un error ni mucho menos.
En cierto modo, lo que hace Sion Sono en ‘Why don’t you play in hell?’ es lo mismo que logro Giuseppe Tornatore hace más de 25 años en ‘Nuovo Cinema Paradiso’, haciendo una crítica desde dentro al cine japonés, satirizandolo al mismo tiempo hasta limites insospechados, pero demostrando que tanto Hirata en su película, como Salvatore en la película de Tornatore, o el mismo en la vida real, aman al cine como pocos.
Quizás lo único que hecho en falta sea más tiempo para desarrollar más aún a todos los personajes. No quiero decir con esto que no lo estén, pero las dos horas que dura se nos terminan convirtiendo en cortas, algo que ya ocurría con ‘Love Exposure’, donde sus 4 horas de duración se nos consumian volando, sin que nos diéramos cuenta. Aún así, esto no lo veo como un fallo realmente, más como un deseo de ver más aún, puesto que me quede con ganas de más, a pesar de terminar muy satisfecho.
El conglomerado de géneros que se pueden vislumbrar en esta película es realmente inmenso. Desde la acción a la comedia negra, pasando por el metacine. No es una película destinada para el público en general, de eso si estoy seguro, puesto que no creo que quien esté acostumbrado a ver cine occidental sin más pueda disfrutar de esta obra como lo hemos hecho aquellos que somos asiduos al cine asiático, y más especialmente de Sion Sono.
Destacar a alguno de los actores que protagonizan la película sería injusto, puesto que creo que todos tienen su momento en concreto para brillar. Desde Jun Kunimura interpretando al jefe mafioso Muto a Gen Hoshino interpretando a Koji, un chico que se ve sin comerlo ni beberlo en medio de todo este “despropósito”, sin olvidar ni mucho menos a la bella Fumi Nikaido como Michiko, a Shinichi Tsutsumi como el jefe del clan Ikegami, o al disparatado Hirata, interpretado por Hiroki Hasegawa. Como digo, todos están a un gran nivel, y sería injusto centrarse en ninguno de ellos como por ejemplo ocurría en ‘Love Exposure’, donde Takahiro Nishijima e Hikari Mitsushima brillaban por encima del resto.
El uso de la música que hace Sion Sono (también compositor) es igual de acertado que el visual, acompañándonos en cada momento de una manera magnífica. Además de servirnos en bandeja varios guiños a los seguidores de su filmografía, puesto que podemos escuchar acordes o temas completos de algunas de sus otras películas.
En definitiva, estamos ante una de las mejores y más completas películas de Sion Sono. Una locura llena de excesos que termina atrapándonos y maravillandonos a partes iguales. Algo que no debemos dejar escapar, como el sueño de Hirata de rodar una película. El último tercio de esta película es puro amor por el cine bañado en sangre de yakuzas desmembrados por doquier. ¿Suena a locura, verdad? Lo es, pero una locura maravillosa. “FUCK BOMBERS!”