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El segundo día del Festival de Cine Europeo de Sevilla estuvo marcado por las nominaciones a los Premios del Cine Europeo 2015, de las que hablamos en otro post, aunque no está de más reincidir en el poderoso alcance que logran este tipo de acontecimientos a lo largo y ancho de todo el globo.
La jornada se abrió en el Salón Murillo del Hotel NH Hesperia, con la rueda de prensa de presentación de la película El cuento de los cuentos, del prestigioso realizador italiano Matteo Garrone. El propio director romano acudió a la capital hispalense para comentar algunos aspectos del film, y su adaptación de una serie de cuentos infantiles: “En el medievo la literatura infantil no existía. Los cuentos estaban llenos de brutalidad y eso los convierte en metáforas de nuestro mundo actual, violento e inmoral”. El autor de la sobrecogedora Gomorra (2008) no dudó en citar a Perrault, los Grimm o los Andersen y, al ser preguntado por El Satiricón (1968) de Fellini, declaró “Igual que muchos cineastas de mi país, considero a Federico Fellini un Dios”.
“En mis películas previas retraté universos realistas pero tratando de enfatizar sus elementos más oníricos. Aquí, curiosamente, he tomado una fuente de inspiración esencialmente fantasiosa y la he querido naturalizar. Garrone también recalcó la influencia de Francisco de Goya en su trabajo a nivel puramente estético.
Por otra parte, el Teatro Lope de Vega acogió la Gala Especial dedicada a El tiempo de los monstruos, de Félix Sabroso, a la que acudieron el propio director acompañado de su excelente plantel de actores:Javier Cámara, Secun de la Rosa, Candela Peña, Julián López, Jorge Monje y Antonia San Juan. La arriesgada apuesta del canario dejó descolocado a más de uno en el patio de butacas.
O Futebol, documental de Sergio Oksman, y la lituana The Summer of Sangaile, fueron algunas de las proyecciones más destacadas del día.
A destacar, dos películas:
-El tiempo de los monstruos, escrita y dirigida por Félix Sabroso.
Si algo podemos sacar en claro de una cinta con una peligrosa tendencia al vacío como esta, es que Sabroso es un creador que rinde tributo de forma franca a sus referentes. Desde el explícitamente citado El ángel exterminador (1962) de Buñuel, hasta el Pasolini de Saló, o los 120 días de Sodoma (1975), el canario vuelve su mirada al genio turolense y El discreto encanto de la burguesía (1972). La mezcla inexplicada entre realidad y ficción cumple su propósito de descolocar a su público, que ya no sabe si está presenciando una obra de teatro acontecida, literalmente, en la mente de un desquiciado, o una alegoría del tumultuoso proceso creativo que empuja a un autor a buscar inspiración en la languidez de la nada. Película para no entender, si para entrar en su juego y hacerse a sus normas no escritas. De otro modo, la desconexión emocional ganará la batalla y el tedio hará acto de presencia durante más de noventa minutos.
-El cuento de los cuentos, escrita por Matteo Garrone, Edoardo Albinati y Massimo Gaudioso, y dirigida por Matteo Garrone.
Tras un éxito rotundo, la mayoría de las acciones del ser humano no suelen ir encaminadas a conseguir nuevos objetivos que igualen o superen la dificultad de lo anteriormente cosechado, sino, quizá de forma inconsciente, a no fracasar. Mantener lo logrado y no desviarse de un cómodo camino marcado. Pero Matteo Garrone no. Después de una de las mejores películas del Siglo XXI, Gomorra (2008), realizó Reality (2012), un movimiento tan inesperado como audaz. Ahora, tres años después, se empapa bien del universo del escritor italiano Giambattista Basile y vuelve a ejecutar un triple salto mortal, con tirabuzón y sin red. Desde luego, hay dos formas de analizar el resultado. Por un lado, el ferviente lector de la obra de Basile y de sus múltiples adaptaciones a cargo de Charles Perrault o los hermanos Grimm, se sumergirá en un placentero retorno a la infancia, a sus años escolares, al descubrimiento de la lectura y sus primeras lecciones de vida fuera de las enseñanzas de sus padres. Un modo de independencia intelectual que las imágenes protagonizadas por Salma Hayek o Toby Jones, incitan a evocar. Por otro, como simple espectador, el aliciente reside en disfrutar de varias historias narradas con pulso y firmeza, donde la falta de un presupuesto mayor limita algunas escenas que deberían haber sido más espectaculares o emotivas, al tiempo que los momentos íntimos gozan de un delicado trazo de personajes. En este caso, se puede afirmar que las historias ganan en las distancias cortas, donde salen más favorecidas que en una lectura general del cuadro.
La actuación musical de la noche, Las Ruinas y Marieta DJ-YÉ.
J.J. Rodríguez
Cristina Ramírez de Arellano
