Reseña: ‘Pequeñas mentiras sin importancia’ (2011)

Guillaume Canet dirige una comedia dramática sobre la amistad

Ficha técnica

Título: Pequeñas mentiras sin importancia
Título Original: Les petits mouchoirs
Director: Guillaume Canet
Guión: Guillaume Canet
Música: Varios
Fotografía: Christophe Offenstein
Productora: Les Productions du Trésor / Europa Corp. / M6 Films / Caneo Films / Canal+ / Cofinovag / La Compagine Cinematographique Europeenne / Panache Productions
Año/País: 2011 / Francia
Duración: 154 min.
Género: Comedia. Drama | Amistad. Comedia dramática
Reparto: François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujardin, Pascale Arbillot, Edouard Montoute, Valérie Bonneton, Laurent Lafitte, Anne Marivin, Louise Monot, Joel Dupuch, Hocine Merabet, Maxim Nucci, Mathieu Chedid, Nikita Lespinasse, Jeanne Dupuch, Marc Maire, Neo Broca
Enlace IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1440232/
Enlace Sensacine.com: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-146632/

Sinopsis

La relaciones, convicciones, y amistad de un grupo de amigos se pondrá a prueba, cuando toman la decisión de continuar con sus vacaciones de verano, pese a haber vivido un acontecimiento traumático. Durante esos días todos se ven obligados a enfrentarse a las mentiras piadosas que se han estado contando durante años.

Crítica

Pequeñas mentiras sin importancia da comienzo con un plano secuencia que nos lleva desde el interior de un after hasta un fatídico accidente en el que muere una persona cuando apenas ha amanecido. En esos primeros compases, nada te hace pensar que estás ante una comedia dramática que tendrá lugar en la playa, con largos paseos en barco y risas y cenas en la residencia de verano de un tipo que invita a todos sus amigos a pasar allí sus vacaciones. Es una película que intenta disfrazar las emociones, que te engaña para mal. Sucede que Ludo, el hombre que ha sufrido el accidente, es el amigo de todos ellos, aunque tal es su aflicción por la brutalidad de los acontecimientos que los buenos amigos desaparecen mientras él –y no exagero- se halla postrado en la cama. Lo peor llega cuando escuchas a uno decir (más o menos, es una adaptación de mi memoria): “Bueno, nos vamos menos días. Al fin y al cabo no permiten visitas”. Tan sólo han pasado diez minutos de metraje y me llevo las manos a la cabeza. Más aún al constatar que los muy benditos se lo pasan en grande entre discusiones banales y pedantería yuppie. Guillaume Canet, cineasta que compatibiliza el trabajo de director con el de actor, conocido también por su matrimonio con la belleza de mirada saltona, Marion Cotillard, decide que la subtrama del amigo que le confiesa su amor a otro de ellos, ante el estupor de éste después de quince años de amistad, es más importante que la historia en sí. Es decir, los valores de la amistad.

Y, sin  embargo, Pequeñas mentiras sin importancia tiene buenos momentos, alguna conversación dotada de humor y profundidad, aunque  al principio los diálogos abusan de la retórica. Marion Cotillard cumple  a la perfección con su papel de solterona interesante y atormentada. En realidad, el casting es irreprochable, funciona sin problemas. Me creo lo que dicen, su amistad, los problemas que pueden surgir durante la convivencia, las confesiones, el desamor y el dolor que sufren por la incertidumbre de saber si son o no correspondidos. Abusa del soundtrack de producción ajena, unos clásicos escogidos expresamente para arrancar la sonrisa del amante de la Creedence y músicos así. Tampoco falta Antony and The Johnsons, tan admirado por directores poéticos como Isabel Coixet. Qué pena dan, con su éxito profesional y sus vacaciones de ensueño, veo sus expresiones y tengo la certeza de que están sufriendo de lo lindo por Ludo, haciendo surfing sobre un donut, o mientras se tocan los mismísimos fumándose un porro. Finalmente llega la moraleja: sois unos embusteros, incluso entre vosotros, y os hacéis llamar amigos.

Así con todo, la disfruto, no sé por qué. Pero es demasiado larga. No hacen falta dos horas y media para contar esa historia. Sobran algunas escenas redundantes, los vídeos almibarados de cuando eran felices y comían perdices. Sobra el amigo músico de Marion Cotillard que aparece porque sí. Sobra la falsa inocencia. Faltan las sombras. Al parecer ha sido un éxito total en Francia, pero teniendo en cuenta el chovinismo (cinematográfico) que ondean allí, espero más de Guillaume Canet, que según cuentan será el próximo guionista de James Gray.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=mNZpty1Z9Yg

Nota: 6/10

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