Reseña: ‘Hanna’ (2011)

Acción efectista de consumo rápido

Ficha técnica

Título: Hanna
Título Original: Hanna
Directora: Joe Wright
Guión: David Farr, Seth Lochhead, Joe Penhall, Joe Wright
Música: The Chemical Brothers
Fotografía: Alwin H. Kuchler
Productora: Coproducción EEUU-Reino Unido-Alemania; Focus Features
Año/País: 2011 / Estados Unidos
Duración: 111 min.
Género: Acción / Drama
Reparto: Saoirse Ronan, Eric Bana, Cate Blanchett, Tom Hollander, Olivia Williams, Jason Flemyng, Álvaro Cervantes, Marc Soto
Web oficial: http://hannathemovie.com
Enlace IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0993842/
Enlace Sensacine.com: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-175478/

Sinopsis

Una chica de catorce años (Saoirse Ronan) que vive en la Europa del Este es entrenada por su padre (Eric Bana) para llegar a ser una asesina profesional. Una fría agente de inteligencia (Cate Blanchett) será la encargada de supervisar sus misiones. (Filmaffinity)

Crítica

Ver a Joe Wright moverse en un terreno ajeno a historias de época como Orgullo y prejuicio o Expiación era cuando menos interesante (no hablo de The Soloist porque no la he visto). Más aún si nos fijábamos en el reparto de esta película, liderado por Saoirse Ronan, la joven actriz que sorprendió encarnando a esa víctima que lucha por comunicarse con los suyos en Desde mi cielo (The Lovely Bones), cinta por la que a Peter Jackson le llovieron hostias de proporciones épicas como El señor de los anillos. Sorprende porque se trata de un producto de acción cuyas principales bazas son el ritmo frenético y el personaje protagonista, una niña entrenada para convertirse en una eficiente máquina de matar. Alejada de la civilización y educada por su padre (Eric Bana), que la mantiene como un ermitaño a causa de la organización que los persigue, con una despiadada asesina (Cate Blanchett) a la cabeza.

El comienzo de Hanna nos enseña los entrenamientos de la niña, cómo caza en mitad de la nieve, su erudición en temas peregrinos y la relación que mantiene con su padre. Y la rapidez no sólo queda reflejada en las escenas de mayor acción, sino en un planteamiento vago y estéril. La cinta se pierde por pretenciosa desde el primer momento en que suena la música de The Chemical Brothers y las luces parpadean de manera irritante, como si Joe Wright estuviera empecinado en parecer cool y transgresor. Pero tanto efectismo acaba cansando. El rostro de Saoirse es perfecto para trasmitir frialdad y soledad a través de una historia que transcurre a contrarreloj entre Marruecos, España y Alemania, donde convergen principio y fin. Así con todo, la camaleónica Cate Blanchett nos regala un papel atractivo pero banal, ya que no puede hacer milagros. Los movimientos de cámara son el retrato kitsch de un cine pasado; y las coreografías de acción al estilo Bourne pasan inadvertidas. No hay respiro, sólo confusión derivada de una sobredosis de cocaína que te transporta a una especie de rave inhóspita, donde una pelirroja corre y corre como Alicia persiguiendo al conejo blanco.

Especialmente incomprensible es la presencia de tres secundarios: un psicópata amanerado y dos neonazis con cara de susto que actúan bajo las órdenes de Cate Blanchett. Digo yo que algo no encaja cuando nos están hablando de una agente de inteligencia que recurre a ese trío infame. Y por si fuera poco, tampoco se libra de los malos detalles de documentación e investigación. Ya en tierras españolas, Hanna suelta algunas pinceladas didácticas sobre turismo. O sea, los tópicos de siempre: toros y flamenco. Les falló el jamón, lástima. Así pues, reafirmo mi creencia de que los grandes guionistas trabajan para la televisión. Y, sin embargo, lo mejor de este producto fallido (aparte del trío de ases, Roanan-Bana-Blanchett) reside en la idea fílmica: espectáculo. El resto son licencias “artísticas”, tal vez meritorias si no buscamos más allá, porque al final hay miedo, indecisión para introducirse, literalmente, en la boca del lobo.

 

Nota: 5,5/10