Reseña: ‘Micmacs’ (2009)

El arte de reír (o no) a coro

 

Ficha técnica

Título: Micmacs
Título Original: Micmacs à tire-larigot
Director: Jean-Pierre Jeunet
Guión: Jean-Pierre Jeunet, Guillaume Laurant
Música: Raphaël Beau
Fotografía: Tetsuo Nagata
Productora: Epithète Films / Tapioca Films / Warner Bros.
Año/País: 2009 / Francia
Duración: 105 min.
Género: Comedia | Crimen
Reparto: Dany Boon, Yolande Moreau, Marie-Julie Beaup, Dominique Pinon, Julie Ferrer, André Dusollier
Enlace IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1149361/
Enlace Sensacine.com: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-132791/

Sinopsis

Siendo Bazil un niño, su padre murió en la guerra, al pisar una mina anti persona. Ya de adulto, de forma fortuita, Bazil se ve envuelto en un fuego cruzado, donde le disparan a la cabeza. A pesar de causarle un grave trastorno, los doctores deciden no extirpar la bala alojada en su cráneo. Tras esto, se ve obligado a convertirse en un “sin techo” más, siendo aceptado incluso por la comunidad de vagabundos de la que se rodea. Con la ayuda de sus amigos callejeros, intentará por todos los medios vengarse de las empresas de armamento, que tanto han dificultado su vida.

Crítica

Si el lector se fija en el año de la película que paso a comentar, creerá que le están informando de un producto caduco o, al menos, nada actual. La culpa es de las incompetentes distribuidoras. Así que, Micmacs, última cinta del francés Jean-Pierre Jeunet, llega a nuestra cartelera con dos veranos de retraso. Y si ciertos medios no se hubieran hecho eco de su ausencia, seguiríamos a dos velas. El padre intelectual de aquella joven turbadora llamada Amélie nos sumerge ahora en el vertiginoso periplo de Bazil (Dany Boon), un hombre que recibe un balazo en la cabeza, con tan mala fortuna que no pueden extraérselo sin ocasionarle lesiones cerebrales. En cambio, si le dejan la bala sólo corre el riesgo de muerte súbita, o sea de palmar de repente.

Cuando se recupera descubre que lo ha perdido todo, incluyendo su trabajo en un pequeño videoclub. Vagando por la ciudad, conoce a una pandilla de freaks que viven rodeados de chatarra y le ofrecen cobijo. Pronto descubre quiénes están detrás de ese negocio armamentístico que mató a su padre y que casi acaba con él. Jeunet recupera aquellos personajes disparatados que tanto le gustan, inundando cada escenario con su fotografía de tonos verdes y amarillos. Muestra su inclinación por el alma vintage, la comedia grotesca y mágica. Reconoces su disposición, su manejo de la cámara, su inteligencia para sacar tajada de lo aparentemente ridículo. Pero no es éste el mejor Jeunet, ni mucho menos. Fallido por su abundancia, el filme interesa gracias al potencial del elenco, quizá ensombrecido por la presencia de dos malos demasiado infantiles. Por supuesto, algo esperado tratándose de este cineasta. He de confesar que no conecto con el particular y fascinante universo de Jeunet, sino todo lo contrario.

Puedo sentarme a vislumbrar sus magistrales dotes (sobre todo en los cortometrajes) creando historias originales que rezuman alegría, vigor, espontaneidad, caricatura, transparencia, color, locura contenida. Juega con el tiempo y mueve a los personajes como humildes virtuosos dispuestos en un circo. Basil podría ser el héroe que juzga a los señores de la guerra, porque razones le sobran. Sin embargo, fracasa a la hora de trascender en su modélica cruzada. Alguien debería recomendarle que, cuando tratas temas tan serios como reales, es necesario abandonar ese lenguaje de párvulos.

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Nota: 6/10