Reseña: ‘Con derecho a roce’ (2011)

Will Gluck nos presenta una comedia romántica hueca e insoportablemente mala

Ficha técnica

Título:  Con derecho a roce
Título Original: Friends with benefits
Director: Will Gluck
Guión: Keith Merryman, David A. Newman, Will Gluck
Música: Varios
Fotografía: Michael Grady
Productora: Sony Pictures / Screen Gems / Castle Rock Entertainment
Año/País: 2011 / USA
Duración: 109 min.
Género: Romance. Comedia | Comedia romántica. Amistad
Reparto: Mila Kunis, Justin Timberlake, Patricia Clarkson, Woody Harrelson, Emma Stone, Rashida Jones, Jenna Elfman, Andy Samberg, Richard Jenkins, Bryan Greenberg
Enlace IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1632708/
Enlace Sensacine.com: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-184152/

 

Sinopsis

Dylan (Justin Timberlake) y Jamie (Mila Kunis) son dos amigos jóvenes y atractivos que deciden embarcarse en una relación romántica sin compromiso, pero sin dejar de ser amigos. Lo que no se pueden imaginar es que este tipo de relación híbrida no les traerá más que complicaciones. (Filmaffinity)

Crítica

Hay personas que debido a su sensibilidad o gusto precisan de un tipo de cine con un poderoso guión que los absorba por completo hasta el final. Otras, en cambio, se conforman con el típico producto mainstream sin grandes pretensiones artísticas: basta con llamar la atención de unos cuantos millones de espectadores que tan sólo buscan pasar un buen rato dentro de una sala. La comedia romántica contemporánea tal y como la conocemos, está cargada de clichés que se repiten de manera pesada y condescendiente. La historia, a poco que seamos avispados, nos la sabemos desde los créditos iniciales: esos tortolitos de clase media-alta que sufren mal de amores y que se resisten al compromiso caerán finalmente en una tela de araña salpicada de almíbar. Este género convertido en inviolable cliché es un seguro de vida en taquilla. Su público objetivo, además, es de lo más fiel.

Y por supuesto, Con derecho a roce (el título no invitaba a grandes cosas) no es una excepción. Protagonizada por Justin Timberlake y Mila Kunis, nos acerca la historia de dos jóvenes exitosos en sus carreras profesionales pero fracasados en el ámbito sentimental. El filme arranca con una secuencia que intenta ser muy sorprendente y original: ambos (a los que vemos a través de un montaje paralelo) mantienen una conversación por el móvil y parece que ella le está esperando a las puertas de un cine. Y digo “parece”, porque luego observarán qué sucede en realidad. El caso es que el ritmo es rápido, pero el guión ni siquiera intenta ser inteligente: desde el minuto uno, asistimos a una brillante exhibición de cursis aparentemente disfuncionales y que, sin embargo, viven como Dios. Es decir, los personajes, esquemáticos y aborrecibles a  partes iguales, representan la foto del American way of life. La chica, una especie de cazatalentos o qué se yo, le proporciona un trabajo como director de arte de la revista GQ. Son guapos, se gustan, y quedan para follar. “Sólo como amigos”, se prometen. A continuación nos machacan con una serie de escenas de cama subrayando nuevamente lo maravillosos que son, al igual que los pectorales de Timberlake, que se erigen como un personaje de mayor peso que los propios amantes.

Apenas hay química entre los dos actores, una asignatura pendiente para el cantante/actor. Y es que, ya son varias las cintas en las que chirría cuando lo vemos “haciendo manitas” con una mujer. Ejemplo, Black Snake Moan, donde encarnó a un soldado que sufría crisis de ansiedad y era novio de la ninfómana Rae (Christina Ricci). Aunque el problema no es el reparto, ni mucho menos. No obstante, en él encontramos al siempre convincente Richard Jenkins, a quien debieron convencer a base de talón. El problema es el conjunto, ya que Con derecho a roce sólo se entiende –y se perdona- como película de transición en la carrera de dos actores que triunfaron con dos candidatas a los Oscar: La red Social y Cisne Negro (Timberlake y Kunis, respectivamente). Bien mirado, y sin ánimo de ser cruel, es un relato que supura morralla,  imposibilitado para hablar de eso tan mezquino y deseable llamado amor.

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Nota: 3/10